Entonces sacaste el espejo, te miraste y soltaste esa enorme, feliz e incontrolable carcajada que llenó por completo la sala. Y entonces pensé que ese era el sonido que quería escuchar el resto de mi vida. Por eso te propuse matrimonio, no tiene nada que ver con tu físico.
-¿Sabes cuando decidí que quería estar contigo para siempre?
+No, ¿cuándo?
-Hace dos segundos
No hay comentarios:
Publicar un comentario